6.8.05

L'HOMME REVOLTE

Avui vos present un fragment d’una obra d’en Camus escrita fa més de cinquanta anys. Llegint-ho, una i altra vegada, no m’en puc avenir de la seva total actualitat.

“El Hombre Rebelde”. Albert Camus. 1953 1ª Edició en espanyol.

Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica. El Código Penal los distingue, bastante cómodamente, por la premeditación. Estamos en la época de la premeditación y del crimen perfecto. Nuestros criminales no son ya esos muchachos desarmados que invocaban la excusa del amor. Por el contrario, son adultos, y su coartada es irrefutable: la filosofía, que puede servir para todo, hasta para convertir a los asesinos en jueces.

Heatcliff, en Cumbres borrascosas, mataría a la tierra entera con tal de poseer a Cathie, pero no se le ocurriría la idea de decir que ese asesinato fuese razonable o estuviese justificado por el sistema. Lo realizaría y ahí termina toda su creencia. Eso supone la fuerza del amor, y el carácter. Como la fuerza del amor es rara, el asesinato sigue siendo excepcional y conserva así su aire de efracción. Pero desde el momento en que, a falta de carácter, se recurre a una doctrina, desde el instante en que el crimen se razona, prolifera como la razón misma, toma todas las figuras del silogismo. Era solitario como el grito y he aquí que se hace universal como la ciencia. Ayer juzgado, ahora impone su ley.

Nonos indignaremos por ello aquí. El propósito de este ensayo es, una vez más, aceptar la realidad del momento, que es el crimen lógico, y examinar precisamente sus justificaciones: esto es un esfuerzo para comprender mi tiempo. Se estimará, quizá, que una época que, en cincuenta años, desarraiga, avasalla o mata a setenta millones de seres humanos merece solamente, y ante todo, ser juzgada. Pero es necesario que se comprenda su culpabilidad. En las épocas ingenuas en que el tirano arrasaba las ciudades para su mayor gloria, en que el esclavo encadenado al carro del vencedor desfilaba por las ciudades en fiesta, o el enemigo era arrojado a las fieras ante el pueblo reunido, la conciencia podía ser firme y el juicio claro ante crímenes tan cándidos. Pero los campos de esclavos bajo la bandera de la libertad, las matanzas justificadas por el amor al hombre o por el gusto de la sobrehumanidad, dejan desamparado, en cierto sentido, al juicio. Por una curiosa inversión propia de nuestro tiempo, cuando el crimen se adorno con los despojos de la inocencia, es a la inocencia a quien se intima a justificarse. La ambición de este ensayo consiste en aceptar y examinar ese extraño desafío.

Se trata de saber si la inocencia, desde el momento en que actúa, no puede evitar matar. No podemos actuar sino en el momento que es el nuestro, entre los hombres que nos rodean. No sabremos nada mientras no sepamos si tenemos el derecho de matar a este otro que está ante nosotros o de consentir que lo maten. Puesto que toda acci1on desemboca hoy en el asesinato, directo o indirecto, no podemos obrar antes de saber si, y porqué, debemos dar la muerte.

Lo importante por ahora no es, pues, remontarnos a la raíz de las cosas, sino, siendo el mundo lo que es, saber como conducirnos en él. En la época de la negación podía ser útil interrogarse sobre el problema del suicidio. En la época de las ideologías, hay que ponerse en regla con el asesinato. Si el asesinato tiene sus razones, nuestra época y nosotros mismos somos consecuentes. Si no las tiene, vivimos en la locura, y no hay más salida que la de encontrar una consecuencia o apartarse. Nos compete, en todo caso, responder claramente a la cuesti1on que se nos plantea, en la sangre y los clamores des siglo. Pues estamos en la cuestión. Hace treinta años, antes de decidirse a matar se había negado mucho, hasta el punto de negarse mediante el suicidio. Dios hace trampa, todo el mundo con él, y yo mismo, por lo tanto, muero: el suicidio era la cuestión. Hoy día la ideología sólo niega a los otros, los únicos tramposos. Entonces se mata. Cada día, al alba asesinos con galones entran en una celda: el asesinato es la cuestión.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Nice colors. Keep up the good work. thnx!
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